No soy partidaria de Hitler, pero reconozco que en su época fue en la que más se avanzó en medicina debido a que experimentaban con humanos. Pero no hace falta irse a esa época, ya que actualmente también se experimenta con humanos. A veces los experimentos son publicados como estos 2 que dejo a continuación, pero otras veces, en los hospitales, también experimentan con nosotros dándonos a probar varias medicinas hasta que encuentran la correcta, no es un experimento a gran escala como los de a continuación, pero los considero experimentos
Sin duda estos 2 son para no repetir, debido a sus consecuencias y son éticamente cuestionables:
1- ‘’La reunión de los supuestos mesías’’
El psicólogo Milton Rokeach durante dos años reunió en el hospital de Michigan, a tres pacientes esquizofrénicos que aseguraban encarnar a Jesucristo. Su objetivo era comprobar qué sucedería si tres personas que padecían el mismo trastorno y que reclamaban la misma identidad, convivían durante un largo espacio de tiempo. Se esperaba que al menos uno de ellos abandonase su delirio, pero no fue así… Los tres mesías se peleaban constantemente para dejar claro quién era el más divino, incluso llegaron a las manos. Cada uno montó sus propias justificaciones para explicarse la presencia de otros dos Jesucristos. Para averiguar el grado de sus alucinaciones, el psicólogo los sometió a varias manipulaciones. Por ejemplo, uno de ellos aseguraba estar casado con la señora doña Yeti, de dos metros de altura, el psicólogo fingió ser su esposa y le escribió varias cartas llenas de emoción para comprobar cuál era su reacción. Finalmente, en una de ellas, la supuesta Yeti le pedía que cambiara su nombre cristiano. Este se lo tomó a mal y estuvo a punto de divorciarse. Es más, al final, todos los pacientes seguían convencidos de que eran el Hijo de Dios. Y sus personalidades, lejos de esfumarse, se afirmaron. Y Rokeach reconoció que no tenía derecho a interferir así en la vida de sus pacientes.
2- ‘’Llora, llora pequeño Albert’’
El psicólogo John B.Walson sometió a un niño de 11 meses a una prueba. El objetivo: condicionar al niño para que temiese a un estímulo externo: un ratón blanco. Cada vez que el bebé acariciaba al ratón golpeaban una barra metálica, lo que asustaba al niño, el crío asociaba al ratón con el ruido y lloraba nada más verlo, su temor se extendió a conejos, perros y cualquier cosa de color blanco como el ratón. Conseguido el objetivo, el psicólogo se propuso buscar una fórmula para hacer que el terror desapareciera del infante. Pero no lo consiguió, la madre se llevó al niño, este, falleció a consecuencia de una hidrocefalia adquirida. Aún se desconocen los efectos que el experimento tuvo en el niño.
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