martes, 27 de enero de 2015

Nombres

¿Cómo te llamas? Esta puede parecer una de las preguntas más sencillas del mundo y es algo que todo el mundo ha preguntado alguna vez y, si no es esta son variantes ¿Cómo decías que te llamabas? ¡Por cierto! ¡No me has dicho tu nombre!

Son preguntas que siempre hacemos a las personas que queremos conocer o que nos han presentado, pero… ¿alguna vez te has planteado el porqué de los nombres? ¿Por qué existen los nombres en este mundo? ¿Por qué esa necesidad de ponerle nombre a todo? ¿Acaso no puede ser porque todo lo que reúne ciertas características debe tener un nombre?

Aquello que posee cuatro patas de igual longitud y, situadas en cuatro ángulos separados formando un cuadrado y, encima de estos cuatro palos de diferentes materiales situamos una tabla de madera o de otro material resistente es lo que denominamos mesa, es decir, todo aquello que posea las mismas características que lo citado anteriormente tiene que tener imperativamente el nombre de mesa; puede tener cinco patas o dieciséis, unos propulsores en cada pierna de la mesa que le ofrece impulso, pero no dejaría de ser una mesa con cinco patas, una mesa con dieciséis patas o una mesa con propulsores en cada pata, es decir, la esencia de mesa está presente.  Siempre que digamos mesa, necesariamente nos vendrá esto a la cabeza (siempre y cuando nuestra cultura nos tenga enseñado que mesa es eso y no se llama por otro nombre como tetta, pero aunque se llame tetta tendrá la misma esencia, cuatro patas y una tabla encima). Pero, ¿qué ocurre con el ser humano? Como bien sabéis, todos los seres humanos tienen un nombre, tus padres tienen su nombre, tu hermano tiene su nombre, tú tienes un nombre y hasta el profesor que tanto odiabas en el instituto tenía uno. ¿Os habéis parado a pensar que abarca exactamente tu nombre? Vamos a poner un ejemplo: Yo me llamo Manuel, si preguntásemos por ejemplo ¿Quién es Manuel? La gente te diría: ‘’Es mi amigo Manuel, hijo de su padre llamado Eugene Fitzherbert e hijo de su madre llamada Anastasia’’ (ya sé que nadie te diría eso pero es un ejemplo, aunque si es alguien muy borde tal vez sí).

Pero si quisiéramos profundizar un poco más le preguntaríamos: ‘’¿Pero que caracteriza a Manuel?’’ y nos respondería: ‘’Manuel es un chico alegre, majete, un poco ido, ya sabes, siempre está un poco en su mundo, no le gusta salir mucho a la calle, aunque es bastante gracioso’’ es decir, empezaría a decirnos un abanico de características y recuerdos que hacen que ese nombre ‘’Manuel’’ tome importancia. Por lo tanto tenemos que ese nombre ‘’Manuel’’ no es igual que el nombre de mesa. He conocido otros ‘’Manueles’’ y entre ellos no se parecen en nada. Los nombres propios, los nombres que poseemos los seres humanos son completamente diferentes a los demás, pero ¿Cuál es esa diferencia? En esencia ninguna. Manuel es Manuel, es un nombre que alguien se inventó para nombrar algo, pero los nombres en general son vacíos, son una tabla rasa, no sabes que mesa significa cuatro patas y una tabla hasta que te lo explican, desde ese momento mesa siempre será mesa, pero con los nombres “humanos” siempre es una tabla rasa, mi Manuel es completamente diferente que tu tío abuelo segundo por parte de madre y diferente a tu primo segundo por parte paterna, es decir, los nombres “humanos” tienen la características de ser siempre huecos y es la persona el que los lleva el que les da significado, cuando una madre o padre le da un nombre a su hijo solo le está dando un recipiente que tiene que rellenar en su mente y en la de los demás.
Así que la próxima vez que digáis vuestro nombre a alguien pensar que le estáis dando un nombre que se va a ir rellenando poco a poco por tu ser y tus características, y que es algo que siempre permanecerá en su mente, que ese Manuel que se presentó hace un instante os acaba de dar algo muy importante, os ha dado un algo vacío que se ha rellenado un poquito a través del escrito que acabo de hacer. También pensar que si alguien te pregunta tu nombre será porque le ha gustado lo que has mostrado y quiere encasillarlo en un recipiente, que en este caso, es tu nombre, así que si alguien os pregunta vuestro nombre es porque siente curiosidad por ti. Si os soy sincero tenía pensado escribir aquí algo sobre el yo y sobre la pregunta: ¿si perdiésemos nuestros recuerdos volveríamos a ser la misma persona que somos ahora o perderíamos nuestro yo y volvería uno completamente nuevo? Es más, el principio del texto estaba enfocado para eso pero misteriosamente he acabado hablando de mesas y del nombre de Manuel pero bueno, ya hablare de los recuerdos otro día.

Si tenéis alguna queja o comentario sobre algo ponerlo por aquí abajo.
PD: Mis padres no se llaman así, Eugene Fitzherbert es el protagonista de Enredados y Anastasia la protagonista de Anastasia.

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