Cuando Heidegger fue a Davos no fue primordialmente
porque quisiera dar clases allí o conferencias, fue porque quería esquiar.
A Heidegger le encantaba el esquí, así que aprovechó la
oportunidad.
Los horarios de clases que escogió fueron a partir de las 5 y media de la tarde, para así poder estar todo el día esquiando y cuando ya bajara el sol irse a dar clases.
Los horarios de clases que escogió fueron a partir de las 5 y media de la tarde, para así poder estar todo el día esquiando y cuando ya bajara el sol irse a dar clases.
Pero había veces que se le hacía tarde y no le daba
tiempo ni a cambiarse y aparecía en clase vestido con todo el equipaje de
esquí, y era objetivo de risas de muchos alumnos. (Imaginaos a Heidegger, un
señor tan señorial dando sus clases con esta indumentaria).
Allí coincidió con Cassirer entre otros, en la portada
del libro se pueden ver a Cassirer y a Heidegger conversando, pero si os
fijáis, atrás se encuentran los esquís apoyados en la pared. Existe una foto
que la tengo en mi retina, pero no en mis manos, donde Heidegger está hablando
con otros filósofos vestido con el equipo de esquí y unos alumnos detrás riéndose,
pero sigo a la espera aunque sin esperanzas de que la biblioteca de Davos me
facilite la fotografía.
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