Hablo de virtud en Aristóteles:
Para conseguir la virtud hace falta la praxis, hacer las cosas bien por repetición, por práctica, pero también hace falta el conocimiento.
Para conseguir la virtud hace falta la praxis, hacer las cosas bien por repetición, por práctica, pero también hace falta el conocimiento.
Uno puede hacer una tarta de chocolate mecánicamente y
ser virtuoso en la repostería, pero una cosa es la práctica, porque te ha
salido bien y otra la reflexión sobre esa práctica, cuando haces la reflexión
es cuando te conviertes en un maestro de las tartas del chocolate. Y ya no eres
solo virtuoso porque haces tartas de chocolate, sino porque llegas a escribir un
libro. ‘’La Filosofía de chocolate’’,
cuando lo escribes estas elaborando una reflexión con conocimiento sobre
aquello que haces.
La virtud no está
relacionada solo con la praxis sino con el conocimiento. Hay virtudes que
dependen de la repetición y otras de encontrar el libro, es decir, del
conocimiento.
La virtud es la areté, el ideal de la vida, pero la
virtud no solo se consigue por repetición sino también por conocimiento, por
coger un libro y leer sobre cómo se hacen las tartas de chocolate, por estudiar.
Yo puedo hacer buenas tartas de chocolate después de
haber tirado 300 tartas de chocolate a la basura y desperdiciar muchos
ingredientes o estudiar cómo se hace una tarta de chocolate y hacerla bien a la primera.
El camino de la
virtud puede ser un camino vulgar o no, ya que solo con el conocimiento tampoco
podemos hacer buenas tartas de chocolate, las tengo que llevar a la práctica. La virtud construye el ethos.
Generamos un modo
de hacer: Creamos un concurso de tartas de chocolate.
Ganará la Areté, la más excelente, la mejor tarta de
chocolate, la mejor tarta, no una tarta cualquiera, sino la
mejor.
Cuando hablamos de virtud, hablamos de habito, pero en
Aristóteles es el hábito repetido para buscar la excelencia, donde hacemos bien
algo, pero en orden a la excelencia, no a un bien cualquiera.
Somos lo que hacemos cada día, de modo que la excelencia no es un acto, sino un
hábito.
La justicia va a ser la virtud por excelencia en
Aristóteles, pero esa ya es otra historia.
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