Con estas piezas de cerámica, los ciudadanos atenienses realizaban sus votaciones populares, en las que se decidía si alguien debía ser condenado al destierro por sus malas acciones o por la intención de hacerse con el poder de manera ilegal. De ahí el término ‘’ostracismo’’.
El proceso se realizaba del siguiente modo: cada uno de los ciudadanos escribía en estos trozos de barro cocido el nombre de aquél que, en su opinión, tenía el mayor poder para vencer a la democracia. Así, el que recibía el mayor número de ostracas era obligado a abandonar la patria. En el Antiguo Egipto, los aprendices de escribas usaban estos fragmentos de cerámica o trozos de piedra calcárea como pizarra.
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