jueves, 21 de julio de 2011

El agitado final de Descartes

En 1649 el filósofo aceptó la invitación de la reina Cristina de Suecia a visitar su corte, pero el gélido invierno de Estocolmo le provocó una fatal neumonía que acabó con su vida meses después.
En 1676 se desenterraron los restos del filósofo francés del cementerio de Estocolmo y se trasladaron a París, donde fueron enterrados en una iglesia. Durante la Revolución francesa, los huesos de Descartes fueron llevados al Panteón de París. Pero su descanso eterno iba ser corto. En 1819 sus restos fueron movidos de nuevo para ubicarlos en la iglesia de Saint-Germain-desPrés, donde por fin pudieron encontrar reposo. En 1980, el historiador alemán Eike Pies afirmó que el fallecimiento del filósofo se debió a envenenamiento con arsénico. ¿Fue asesinado? De momento, el misterio no ha sido resuelto.
Este es el supuesto cráneo de René Descartes, en la frente está escrito en latín un elogio a su genialidad y en sueco una acusación de robo.
Su fama, su mito y las creencias populares llevaron a que su cuerpo fuera fragmentado y sus dedos y otras partes se hayan guardado como reliquia.

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