Zenón de Elea fue el encargado de elaborar una serie de ejemplos para demostrar que el movimiento no era posible desde el punto de vista racional. Es decir, fue fiel a su maestro Parménides y continuó su línea.
Uno de los ejemplos era el de Aquiles y la tortuga. Aquiles era el corredor más rápido de la antigüedad y acepta el reto de competir en una carrera contra una tortuga, dejándole a esta cierta ventaja. Pero, ¿llegará Aquiles a alcanzar a la tortuga antes de que esta llegue a la meta? Zenón, respondió que no, ya que cada vez que Aquiles llega al punto en el que está la tortuga, esta ha recorrido otro pequeño tramo que el deberá alcanzar después. Así, infinitamente, Aquiles correrá detrás de la tortuga, se le acercará, pero no la alcanzará jamás. De ahí concluyen Parménides y Zenón que el movimiento, no existe, es una ilusión.
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