¿Eres un virtuoso de la palabra? ¿Sabes comunicarte con éxito? ¿Convences fácilmente a los otros? ¿Eres una persona persuasiva?
El poder de la palabra no es algo reciente, para el ser humano primitivo la palabra tenía un carácter mágico: las palabras eran las cosas, y eso daba pie a mágicas prácticas verbales. Había palabras con tanto poder que pronunciarlas en voz alta podía provocar efectos sobre la realidad (abracadabra), por lo tanto había cosas que no podían o no había que nombrarlas.
En Grecia la palabra era algo sagrado,’’ dar la palabra’’ a alguien era lo máximo a lo que te podías comprometer, incluso tenía más validez que por escrito. Era tanto el poder de la palabra en Grecia que muchos filósofos no querían escribir, sino solo hablar.
En la biblia, libro sagrado de los cristianos y judíos, aparece también este poder mágico de la palabra: la creación en la biblia fue por un acto verbal. Dios es verbo. Sacó la materia sin forma a partir de las tinieblas en que se encontraba y dijo: ‘’que se haga la luz. Y hubo luz…’’
Muchas civilizaciones antiguas daban un origen religioso y divino a la aparición de la palabra escrita: los hebreos creían que Moisés la recibió directamente de Dios, los egipcios pensaban que se la debían al dios Thot, y los mayas al dios Itzamnà. Este carácter sagrado proporcionó que la escritura quedara en manos de una casta de escribas, que tenían un gran poder por el hecho de controlarla
Actualmente, dar la palabra no tiene validez, sino que tiene más validez el discurso escrito. Incluso a veces se utilizan expresiones con tono de burla ‘’ese tiene mucha palabrería’’. También utilizamos expresiones como: ‘’ quiero actos, no palabras’’ ya sabéis… eso que dicen de… ‘’las palabras se las lleva el viento’’.
Muchas son las discusiones que se dan en torno a conversaciones como estas:
-¡Pero si me lo dijiste! o ¡Pero si me lo prometiste!
-¿A sí? Demuestra que lo dije o demuéstrame que te lo prometí.
Incluso en algunos casos se ha convertido en un maltrato, muchas son las personas que padecen de insultos o amenazas, pero esto es como todo, depende como las utilicemos serán buenas o malas. Hay palabras muy feas, pero hay palabras tan bonitas… Y es que estamos rodeados de palabras ya sean orales o escritas.
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