lunes, 6 de junio de 2011

Odiaba el ruido y las mujeres

Por eso, no es de extrañar que el impertinente, egoísta y ascético Schopenhauer no tuviera ningún remordimiento al tirar por las escaleras a una vecina que se negó a acabar con la conversación que mantenía con una amiga en el rellano de su casa.

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