Físicamente hablando los filósofos de la torpeza quedan
representados por Montaigne, Kant, Hegel, Mill, Russell y Broad.
Montaigne: su padre tenía una tremenda agilidad física, cosa
que su hijo no heredó. Montaigne dice que casi todo el mundo le ganaba en todo
menos en correr, reconoce que no pudieron enseñarle nada de música, ni de
canto; tenía mala voz. Su habilidad era muy leve para la danza, la pelota y la
lucha. Además, era absolutamente nulo para la natación, esgrima y salto de longitud
o de altura. Sus manos eran torpes, no reconocía su propia letra y prefería volver
a escribir lo que había escrito antes que ponerse a descifrarlo. Reconoce que
no leía bien, se consideraba una losa para sus oyentes. Era imposible que
cerrara correctamente un sobre, que cortara una pluma, sirviera en la mesa,
ensillara un caballo o liberara a un pájaro.
Kant: según su discípulo Wasiansky ‘’La habilidad
intelectual de Kant sólo era comparable con su torpeza manual’’, controlaba la
pluma, pero no el cortaplumas.
Hegel: estaba seguro de su superioridad filosófica respecto
a Kant, pero en torpeza no estaban tan lejos, su hermana nos cuenta que también
era carente de agilidad física, eso de bailar no se le daba nada bien, pero por
lo visto no tenía sentido del ridículo porque dice que disfrutaba bailando.
John Stuar Mill: en su autobiografía reconoce que tardó mucho en vestirse solo y a aprender a
hacer un nudo, no pudo pronunciar la letra r hasta los dieciséis años, nunca
pudo hacer nada que requiriese destreza manual. Reconoció que era muy distraído,
su padre le decía que era carente de órganos sensoriales, sus ojos y oídos parecían
carentes de utilidad, ni veía ni oía lo que tenía delante de él. Pero pese a su
torpeza era un virtuoso al piano.
Russell: nunca sabia que hacer si había una emergencia
doméstica. Siempre tomaba su té a las cuatro, pero un día su esposa tuvo que
salir y antes de irse se lo dejó todo preparado, la tetera, la taza, el plato,
y le puso las instrucciones en la pizarra de la cocina de lo que tenía que
hacer. Pero cuando ella volvió Russell se encontraba indispuesto y el té por
hacer.
Broad: su sentido del tiempo era defectuoso, nunca pudo llevar
el ritmo de la música, odiaba cualquier tipo de ejercicio. Le apasionaban los
trenes de juguete pero era incapaz de practicar ningún juego ni ningún deporte.
No sabía ni bailar, ni patinar, ni esquiar, ni nadar bien, ni remar, ni jugar
al tenis, ni al críquet, ni
al golf, ni navegar, ni conducir... el miedo siempre le aferraba antes de
empezar.
Todos tenemos cosa buenas y malas, todos tenemos defectos,
pero los defectos no son impedimentos para poder ser alguien en la vida. En los
Filósofos sus defectos perfectos causaban efectos. Y eso que hay de especial en
nosotros es lo que nos hace diferentes. Tal vez lo perfecto es ser imperfecto.
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