La Primera Guerra mundial (1914-1918), no es un acontecimiento cualquiera
en nuestra historia, es una guerra que marca las conciencias de los seres
humanos occidentales, una guerra de un tipo muevo que hasta entonces se
desconocía.
Aparecen los aviones de guerra que bombardean, los tanques,
y esto es una cosa totalmente nueva. Es el progreso tecnológico que ha
permitido hacer una guerra, los resultados fueron una masacre como no se había visto
nunca.
El progreso tecnológico a partir de la primera guerra mundial
no tiene el aspecto tan bueno que tiene a principios del s.XIX. Los progresos
hacen esperar que el mundo cada vez irá mejor; entonces ocurre este
acontecimiento tan horrible, y la humanidad pierde esa fe ciega que tenía en el
progreso científico. La tecnología es buena, pero si se utiliza mal es la peor
cosa que ha conocido la humanidad. Esto solo tiene un tamaño que se puede
comparar con el terremoto de Lisboa.
En el s.XVIII se piensa: ¿cómo puede ser que haya un dios
bueno y que permita una masacre así? A partir de ese momento muchos pensadores
dijeron que el dios de cual habló la religión no existe, la primera guerra mundial
tiene un efecto así entre los filósofos. Antes de este momento la preocupación fundamental era la epistemología,
escribir textos filosóficos a través de los textos empíricos, y como las ciencias
de la naturaleza tratan estos hechos empíricos. Se considera las ciencias como
una cosa tan buena que la filosofía puede dedicarse exclusivamente a pensar cuál
es el futuro de la ciencia, pero después de este acontecimiento tan traumático
esta pasión por el conocimiento cae, y la fe ciega en el progreso de la ciencia
desaparece.
Heidegger fue soldado en la primera guerra mundial. A partir
de ahora a los filósofos no les interesa la epistemóloga sino cosas más
profunda que tienen que ver con la existencia humana. La influencia que tiene
entonces Nietzsche es muy importante. La literatura cambiará para siempre después
de la primera guerra mundial. Después de la guerra aparen autores como Kafka o James Joyce.
Transforman la historia de la literatura en un camino desconocido.
En este contexto aparece un nuevo movimiento filosófico, la fenomenología. Pero
eso ya es otra historia.
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