Desde que en 1992 el profesor de filosofía de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de París Marc Sautet organizara cada domingo charlas con amigos para filosofar sobre diferentes cuestiones en un bar tranquilo de la plaza de la Bastilla, este fenómeno no ha parado de crecer y no sólo en la capital francesa, países como España, Perú o Argentina ya cuentan con numerosos filocafés. El objetivo y organización de estas tertulias es muy sencillo: llevar a cabo un debate (con un moderador) sobre los temas atemporales que trataron los filósofos clásicos (el amor, la felicidad, la muerte, la justicia…), así como intercambiar puntos de vista y reflexionar sobre acontecimientos actuales alrededor de un café.
Los primeros filocafés surgieron en París, y actualmente hay decenas de establecimientos que organizan tertulias filosóficas.
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