La
relación entre la comida y el pensamiento ha sido objeto de ensayos,
que nos aportan ideas curiosas sobre las manías culinarias de algunos
filósofos.
Pitágoras
fue el primer filósofo vegetariano, porque pensaba que en cada animal
había un alma en espera de rencarnarse en persona, a pesar de esto
odiaba las habas y murió por su culpa.
Otro vegetariano es Rousseau,
comía lácteos, lechugas… alimentos que ayudan a dormir y favorecen las
ensoñaciones, tomaba los alimentos crudos, ya que pensaba que estaban
mas cerca del estado natural del hombre.
El empirista Francis Bacon, tenia el estómago delicado y por eso bebía tanta sopa, murió de una
coherente pulmonía después de haber pasado demasiado tiempo a la
intemperie persiguiendo una gallina para matarla y rellenarla de nieve
para comprobar las virtudes de congelar la carne. Es decir, Becon murió por culpa de un pollo.
Descartes dijo: "Sin comer no se puede pensar, porque sólo piensas en comer..." , o “El hombre es lo que come” nos dijo Feuerbach. Veamos:
Platón
relegó la cocina al campo de las "pseudoartes", junto con la gimnasia,
la cosmética y la retórica, ya que el cocinero "busca el placer y no la
verdad". Platón se alimentaba a base de trigo y cebada, no dedico mucha
de su obra a la comida, pero para el la comida sencilla se basaba en el
buen pan y el buen vino. Estaba obsesionado por las olivas: ¡le
chiflaban! En la Grecia del siglo V a.C. no tenían buena carne, pero sí
buen pan, habas, pescado, crustáceos, vino y miel. Y no podemos olvidar
su obra ‘’El Banquete’’
Heidegger gustaba de comer en las cabañas de cazadores.
Voltaire
dijo que "Los cocineros son seres divinos", era un cortesano ilustrado
que frecuentaba banquetes donde se servían trufas, ámbar, vainilla,
recetas con testículos de toro, champán, frutos exóticos... y excitó sus
neuronas con el café, "bebida de moda de la Europa ilustrada". Durante
años desayunó ostras con champán.
El ascético Soren Kierkegaard casi no comía, un poco de sopa le bastaba, pero recomendaba disimularlo con muchas alegrías
Sartre para huir de la angustia del vacío, comía desordenadamente: charcutería, chocolate, pasteles, vino.
Diógenes decía que para morirte, te bastaba con cerrar la boca... Pero él murió de una indigestión de pulpo.
La Mettrie,
tenía fama de comer muy bien: "Bebe, come, duerme, ronca, sueña y, si
alguna vez piensas, que sea entre vino y vino". Acudía a banquetes en
los que se servían docenas de platos. Murió de una indigestión de paté
de faisán.
Kant
postuló la síntesis entre racionalismo y empirismo como técnica
filosófica y, a la vez, en lo gastronómico ¡también fue muy sintético y
equilibrado!; en la primera parte de su vida bebió vino tinto; en la
segunda, blanco. Sus dos platos favoritos eran uno de carne y otro de
pescado (bacalao). Era gran amante de la mostaza. Y un día no dio clases por culpa de una salchicha.
Artículos relacionados:
"El vientre de los filósofos" de M. Onfray. Si no lo has leído, te lo recomiendo a propósito del tema en cuestión.
ResponderEliminarEcho en falta a Nietzsche. Su pasaje sobre el chocolate es mitiquérrimo.
ResponderEliminarLoable blog.