De Platón conservamos los textos exotéricos, las obras que escribía para
ser publicadas, son textos agradables y tienen como meta gustar al lector, como
por ejemplo: La república.
Pero no conservamos
los textos que él utilizaba para dar sus enseñanzas en La Academia, es decir, las doctrinas no escritas de Platón. Tenemos
algunas referencias a esas doctrinas en algunos textos de Aristóteles o de
otros alumnos que asistían a sus clases, pero nada más.
En Aristóteles tenemos el caso
contrario, no tenemos prácticamente nada de las obras que publicó, que
por cierto, eran muy interesantes por su estilo tan particular, pero solo conservamos
pequeñas citas. Aristóteles publicó muchos textos pero solo poseemos uno, en el
que anima a la gente a hacer filosofía. Los textos que poseemos como la
Política son privados, es decir, esotéricos,
los que utilizaba para dar las clases a sus alumnos pero no para la gente en público.
Por eso los textos de Platón son más agradables y los de
Aristóteles resultan más pesados. Aristóteles escribía muy bien sus textos
públicos, pero los que tenemos desgraciadamente son apuntes (pero por lo menos
tenemos algo).
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