Tiene que haber una pizca de verdad común en
todas las escrituras. Pero la gente se obceca tanto en ver las diferencias que
no encuentra las semejanzas que podrían guiarnos hasta la verdad común.
Queremos
saberlo y saberlo todo, vamos
descubriendo cosas y avanzamos, pero, ¿qué pasaría si llegáramos a la verdad
final y no estuviéramos preparados para saberla? o a lo mejor la sabemos pero
no estamos capacitados para darnos cuenta de que ya hemos llegado, pero también
cabe la posibilidad de que lleguemos y nos decepcionemos.
Es como cuando te regalan una caja, la abres
buscando un regalo, y dentro hay otra caja y la vuelves a abrir, y dentro de
esta hay otra caja, y vas abriendo cajas sin parar, porque esperas encontrar
algo al final. Pero, ¿y si cuando llegas a la última caja y la abres te
encuentras con que está vacía? Sería una decepción, ¿verdad? ¿Y si seguimos
buscando esa verdad y luego nos decepcionamos? Tendríamos un sentido de vacío
en nosotros, sentiríamos tristeza. Mientras que sin saber esa verdad estamos
con la incertidumbre de decir ¿qué será? y seguimos buscando. Y eso es el motor
que nos mueve, el querer saber y saberlo
todo. Pero ¿cuándo lo sepamos todo que pasará? ¿De verdad estamos
preparados?
Lo de ser mortales está bien, ya que si fuéramos
inmortales y viviéramos para siempre nuestro cerebro no podría soportar tantos
recuerdos, nos volveríamos locos. La memoria es lo que nos hace personas,
alguien que pierde la memoria pierde su identidad, si, sigue siendo persona,
eso está claro, pero solo físicamente.
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