Mañana tal vez tengamos que sentarnos ante nuestros hijos o nietos y decirles que ya no existe la educación pública a la que nosotros tuvimos acceso, porque no pudimos defenderla de los graves ataques que sufrió. Pero, ¿podríamos mirarles a los ojos y decirles que no tendrán acceso a ella porque no luchamos por defenderla?
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