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lunes, 11 de abril de 2011

El héroe absurdo


La vida es un ciclo; y al igual que Sísifo, que fue condenado por los dioses a empujar una roca hasta la cima de una montaña, para que luego la roca rodara hacía el pie de esta y él debiera subirla de nuevo, nosotros debemos empezar un proyecto, pero al acabarlo y sentirnos al fin realizados, debemos volver a empezar otro.
Yo, como todos los humanos, caigo en el error de Fausto, el cual primero pidió al diablo vivirlo todo, tristezas, alegrías, diversión, aburrimiento, placer, dolor…
“A la embriagez del tiempo nos lancemos
al rodar de los acontecimientos!
¡Qué se alternen allí dolor y dicha,
ganancia y desazón,
que se alternen como quieran:
solamente sin descanso se pone en acto el hombre!”
Para, más tarde, exclamar:

“Querría yo decir a este momento: ¡Detente, eres tan bello!”
Esa frase significó la derrota de Fausto frente al diablo, la roca nunca se detiene, Fausto no es consciente de ello y por eso se traiciona, sin embargo, Sísifo si tiene conciencia de ello, y en eso radica su grandeza.
Yo siento que estoy ahora mismo en la cima de la montaña, observando la roca, y como Sísifo, soy consciente de que pronto caerá, y todo empezará de nuevo. Pese a lo que pueda parecer, en realidad no debemos estar tristes de que la vida consista en la absurdez de levantar la roca para luego verla caer, ya que si Sísifo era feliz, nosotros también podemos serlo.
Sísifo enseña la fidelidad superior que niega a los dioses y levanta las rocas. El también juzga que todo está bien. Este universo en adelante sin amo no le parece estéril ni fútil. Cada uno de los granos de esta piedra, cada trozo mineral de esta montaña llena de oscuridad forma por sí solo un mundo.
El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre. Hay que imaginarse a Sísifo dichoso.

El mito de Sísifo, Albert Camus
Hacer referencia en: http://losmonstruosdelarazon.wordpress.com/wp-admin/post.php?post=25&action=edit

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